Dorada a la sal

Normalmente intentamos hacer que las cenas sean ligeras, así que buscamos formas de cocinar los alimentos que ayuden a ello. Cuando vimos doradas nos tentó volverlas a hacer a la sal, un modo sencillo de preparar, que se cocina sin nada de aceite y queda con un punto salado, sin ser excesivo. La dorada no sólo es un pescado muy sano por su aporte de potasio, fósforo y magnesio, sino que, además, sus espinas se quitan muy fácilmente, por lo que tampoco resulta tedioso.

A la hora de servir las doradas se pueden acompañar con patatas al horno, una ensalada si queremos que sea más ligero o unas verduras salteadas o al vapor, según lo que más nos apetezca, porque lo cierto es que van bien con todo. Esta vez las acompañamos de lechuga de hoja de roble y zanahoria cocinada al vapor. El tiempo y temperatura de horneado lo sacamos de la web Javi Recetas y quedaron perfectas :)

Ingredientes:

• Dorada (una por persona).
• Sal gorda, preferentemente especial para hornear (suficiente para cubrirla totalmente, 1kg. ~)

Preparación:

Precalenntamos el horno a 200 ºC y pasamos a preparar las doradas. *Aunque algunas recetas indican que deben estar con tripas, sin ellas nos ahorramos el sabor agrio que no gusta a todo el mundo.*

Colocamos las doradas limpias en una bandeja de horno con papel vegetal sobre el que habremos extendido un poco de sal especial para horno. Cubrimos bien, que no se vean nada las doradas, incluyendo la cabeza y la cola, y horneamos a 200 ºC durante 30 - 35 minutos, dependiendo del tamaño y del horno. 

Para sacarlas rompemos la costra de sal (si está muy dura podemos ayudarnos de una cuchara o un cuchillo) y retiramos lo posible aunque después al quitarle la piel se irá la que haya quedado.

Por último retiramos la cabeza (y la piel si se quiere, o si no cada cual se quita la suya) y servimos.

* Si las tenéis enteras y las preferís limpias tenéis que quitarle las agallas y sacarle todas las tripas que podáis por la parte entre la cabeza y el cuerpo sin abrir demasiado para que la sal no entre después. 

* Aunque parezca demasiada sal es mejor no escatimar porque después se notará si no se ha cubierto bien.