Tarta de café y chocolate

Ya vuelve a ser 20, así que toca publicación de Desafío en la cocina, pero este no es un simple desafío más, nonono. Este es de celebración y es que... ¡¡el Desafío cumple un año!! Y lo celebramos junto al resto de compañeras/os que forman este divertido grupo. Las desafiadoras, que nos tuvieron en vilo respecto al reto hasta el último momento, fueron quienes propusieron que para celebrar el primer cumplebog, el desafío de este mes consistiese en una tarta, de libre elección pero eso sí, con la condición de tener una velita encima.

Al final terminamos por decidirnos por esta que vimos en la página de Nestlé *aunque al ir a poner el link aquí como referencia resulta que ha desaparecido de la página web y da una especie de error*.  En fin, que nos gustó por su aspecto, la combinación de sabores (¡en casa nos encanta el café y el chocolate!) y lo relativamente fácil de hacerla. 

Ingredientes (molde de 22cm.) Para el bizcocho genovés de chocolate:

• 90 gr. de harina para bizcochos (con levadura) 
• 90 gr. de azúcar 
• 3 huevos 
• 2 cucharadas de leche 
• 2 cucharadas rasas de chocolate en polvo

Para la gelatina de café:

• 300 ml (vaso y cuarto) de café fuerte
• 2 cucharadas de azúcar
• 4 hojas de gelatina neutra

Para la mousse de chocolate y nata:

• 200 ml. de nata para montar (33% de mat. grasa)
• 150 gr. de chocolate negro para postres
• 75 gr. de azúcar
• 4 huevos

Elaboración: 

Preparamos el bizcocho, mejor la noche antes.

Precalentamos el horno a 180 ºC, ponemos los huevos y el azúcar en un bowl y batimos con varillas eléctricas hasta que doblen su volumen. Añadimos el cacao en polvo, la harina para bizcochos tamizada, las dos cucharadas de leche y la pizca de sal. Mezclamos con una espátula y vertemos la masa a un molde previamente engrasado o forrado si es necesario. Horneamos 20 - 22 minutos, sacamos y dejamos que enfríe (se puede guardar en el horno una vez haya perdido el calor).

Para la capa de gelatina hacemos el café (si somos cafeteros cargadito) y ponemos las hojas de gelatina a remojo en agua fría. Una vez el café hecho, todavía caliente, añadimos las 2 cucharadas de azúcar y las hojas bien escurridas. Removemos para que se disuelvan y dejamos que temple.

Preparamos el bizcocho en el molde, retirando lo sobrante con la ayuda de un cuchillo y procurando que quede lo más recto posible. Para que no resbalase al poner la gelatina por la parte de los bordes ajustamos al molde un acetato (lo venden en papelerías y para algunas cosas resulta muy útil).

La gelatina la tuvimos una hora sobre la encimera pero como no terminaba de espesar, la metimos en la nevera y comprobamos cada par de minutos, hasta que adquiera consistencia. Cuando podamos echar una gota sin que la absorba el bizcocho lo vertemos por encima y metemos en la nevera al menos una hora. 

Por último, cuando tengamos la gelatina solidificada, para la mousse ponemos el azúcar en un cazo a fuego medio y cuando empiece a caramelizar bajamos y añadimos la mitad de la nata (100 ml.) y removemos para disolver el caramelo. Añadimos las yemas y dejamos que cueza un par de minutos.

Retiramos del fuego y agregamos el chocolate a trocitos pequeños, moviendo hasta que se funda con el calor y quede una especie de crema que dejaremos templar un cuarto de hora. Montamos la otra mitad de la nata, la añadimos (no pasa nada si se baja), mezclamos y dejamos enfriar.

Una vez no esté caliente, sacamos la tarta de la nevera y hacemos con cuidado unas pequeñas rayas con un tenedor sobre la superficie de la gelatina, para que la mousse se asiente mejor y no resbale al servirla. Vertemos con cuidado.

Con una lengua y movimientos suaves, procuramos que quede lo más liso posible. 

Guardamos el pastel en el frigorífico durante al menos 2 ó 3 horas (mejor más) antes de desmoldarlo.

Para la decoración recurrimos a cacahuetes recubiertos de chocolate blanco y otros de negro, alternándolos para que contrastase. El corte *aunque en la fotografía se ve un poco desastrado* queda bonito 😃

* Para que el bizcocho no quede con burbujas de aire, con la masa en el molde, se golpea suavemente (horizontal siempre) contra un paño sobre la bancada, para que así el aire sobrante suba y salga.

Para ver las de nuestros compañeros/as click aquí, hay para todos los gustos (¡y con velita incluída!).

Ahora a esperar el próximo desafío, que va a ser salado 😉